Sin obra pública, el hormigón no termina de fraguar
El sector del hormigón en España, considerado estratégico por su implicación económica, prevé cerrar el año 2018 con un crecimiento cercano al 10% en volumen de metros cúbicos vendidos. Este crecimiento significará encadenar el cuarto año consecutivo con datos positivos, después de que en 2015 aumentara un 2,2%, en 2016 un 0,3% y en 2017 un 15,9%. Pese a ser un dato positivo, no olvidemos que en el periodo 2007 a 2014 el mercado de hormigón se contrajo un 85%, por tanto, hablamos al fin y al cabo de una pequeña recuperación de la demanda. Para el año 2018 podríamos esperar un cierre cercano a los 20,5 MM de m³ (frente a los 97,8 MM de tope en 2006) y alrededor de los 21,7 MM para el 2019.
En este contexto al alza, la demanda de hormigón se ha sustentado fundamentalmente en la iniciativa privada, siendo la edificación, residencial y no residencial, el principal motor. Son Madrid, Valencia y Barcelona, capitales de provincias dónde se concentra el negocio, las que se han llevado la mitad del incremento total en 2017, y Cataluña ha sido la región que representa el mayor aumento con un incremento de 450 mil metros cúbicos respecto al año anterior.
En cuanto a la obra pública, factor clave para el crecimiento de la construcción, la situación no es tan alentadora. A la escasa licitación pública, que en 2017 representó 12.875 millones de euros o, lo que es lo mismo, la tercera parte del volumen de 2007, hay que sumar la casi inexistente ejecución, que convierte al sector público en el principal freno para el desarrollo. La falta de ejecución es una novedad si miramos las series de tiempo de licitación y ejecución de obra.
Esta falta de obra pública está siendo el principal obstáculo al que se enfrenta el sector del hormigón, y por ende la construcción, originada principalmente por la inestabilidad política que estamos viviendo. Esta incertidumbre podría asentar una tendencia decreciente, evidenciada en el descenso de la producción del 15,9% de 2017 al 10% de 2018, que provoque una desaceleración significativa en la producción.
Desde la Asociación Nacional de Fabricantes de Hormigón Preparado (Anefhop), tenemos el objetivo de impulsar el sector del hormigón para alcanzar una producción anual estable (conscientes de que será muy inferior a la de 2007), de manera que nos permita construir un escenario diferente al que tuvimos. Para ello, seguimos empujando nuestro plan de sostenibilidad que iniciamos, hace ya ocho años, mediante la creación del sello Hormigón Expert. Este distintivo, que sirve de certificación interna de las plantas productoras de hormigón, garantiza el cumplimiento de altos estándares de calidad, riesgos laborales y respeto al medio ambiente en aras de fortificar el sector y fomentar la competitividad de las empresas.
Pero esto no es suficiente. Es necesario poner en marcha un plan de acción que sirva de activación de la demanda, con medidas que estimulen la obra pública, mantengan la inversión privada y diversifiquen las aplicaciones del hormigón más allá de la edificación.
En Anefhop consideramos que el uso del hormigón como material de construcción de autopistas, carreteras, calles y aceras beneficia a todos. Al medio ambiente por la reducción de emisiones de CO2 como consecuencia del ahorro de combustible por parte de los vehículos, al conjunto de conductores por la consiguiente reducción del gasto en combustible, a la economía local porque, a diferencia de otros materiales, el hormigón se fabrica en las proximidades de la obra y a la economía nacional por la reducción del gasto en mantenimiento de vías y carreteras, partida significativa de los presupuestos en infraestructuras viarias.
Teniendo en cuenta todos los factores externos al sector y que no dependen directamente de nosotros, pero que son claves para nuestro desarrollo, es difícil aventurar la senda de futuro. Si nos comparamos con otros mercados de nuestro entorno, podemos buscar una referencia de dónde deberíamos situarnos para tener un sector con buena salud. Marcar como objetivo referencias del pasado, donde se llegaron a superar los dos metros cúbicos por habitante, no es realista ni lo que pretende esta patronal. En Europa, según datos de la Organización Europea de Hormigón Prefabricado (por sus siglas en inglés ERMCO), la media se sitúa en 0,7 metros cúbicos, pero, dada la necesidad de infraestructuras y de mantenimiento de las mismas, pensamos que un objetivo lógico en España sería de un metro cúbico por persona y año. Esto nos llevaría a cifras próximas a los 45 millones de metros cúbicos, un 137% más de la producción actual, obligándonos a crecer un 15% durante los próximos 6 años para alcanzarlo.
Con una capacidad de producción instalada que multiplica casi por 5 la demanda a nivel nacional es lógico pensar que deberían tener una posición preferente aquellas plantas que más sostenibles sean, penalizando aquellas que no cumplan con unos mínimos requisitos. No hablamos sólo del sello Expert, la propia Administración debe ser más exigente con las empresas que compran hormigón, no permitiendo la competencia desleal de aquellas que no cumplen, en detrimento de las empresas que se preocupan de cuidar sus productos, la seguridad de los trabajadores, el medioambiente y cumplir con la legalidad. Hoy en día, esta competencia desleal está muy presente.
En resumen, la dinamización del sector del hormigón sólo puede verse acometida mediante una labor conjunta de la Administración Estatal, la Administración Autonómica, las empresas y las organizaciones que formamos parte del sector. Es por esto que desde Anefhop, esperamos que los responsables de los departamentos de obra pública sean capaces de apreciar tanto la importancia que este sector tiene para la economía española como el potencial de desarrollo que presentan las nuevas aplicaciones del hormigón.