Implicaciones de la Instrucción Técnica de Control de Producción (RD 163)
Estamos en la cuenta atrás final para el 1 de abril de 2021, fecha prevista en el RD163/2019 para que todas las plantas de hormigón obtengan el certificado de cumplimiento de la Instrucción emitido por un organismo de control. Parecía que no iba a llegar nunca desde su entrada en vigor en julio de 2019, pero ya nos encontramos muy cerca de su obligada obtención.
Ya hacía muchos años que el sector pedía un cambio de rumbo. Las diferencias en la fabricación de las centrales de hormigón, en referencia a la norma EHE08, hacen que la situación en muchos mercados sea insostenible. Así, se pudo escuchar cómo a este cambio algunos lo denominaban “profesionalizar el sector”, otros aludían a la “búsqueda de la excelencia”, y otros sin más, se referían a una forma de “combatir a la competencia desleal” que no cumplía con la anterior Instrucción y norma. Lo que era evidente es que no existía un control que sacudiese el sector y nos ayudara a dar un salto calidad. Desde Anefhop, implantamos entre nuestros asociados el distintivo Hormigón Expert, que venía a recoger los requerimientos que obligaba la anterior reglamentación, así como las disposiciones que afectan a riesgos laborales y a medio ambiente. No cabe duda de que este esfuerzo, realizado por los asociados, tiene ahora sus frutos, pues para ellos está siendo más fácil adaptarse a la nueva Instrucción.
Lo novedoso es que la nueva Instrucción Técnica obliga a las plantas de hormigón a pasar una auditoría externa a través de un organismo de control debidamente acreditado, que certifique que se cumple con el RD y así obtener el certificado correspondiente. Es decir, la carga de la prueba del cumplimiento pasa de la Administración regional a las empresas productoras. Pocas inspecciones hemos sufrido en el sector para verificar el cumplimiento de la Instrucción de control de producción en los últimos años y la razón que se nos ha dado siempre es la falta de medios de la administración. Y esta falta de inspección gubernativa y su posterior efecto sancionador y punitivo ha hecho que una parte no pequeña ni desdeñable de los operadores de este sector hayan incumplido sistemáticamente estas exigencias técnicas.
Como hemos comentado en muchas charlas, y recurriendo al símil con el carnet de conducir, es como si antes nos tuvieran que mirar uno a uno para ver si sabíamos conducir y cumplíamos en nuestro día a día con el código de circulación, y ahora sin embargo tengamos que obtener el carnet por nosotros mismos. Sin el carnet no se puede conducir, sin el certificado no se puede fabricar hormigón. Así de simple y así de transformador. Igual que ninguna empresa de transporte contrataría a un conductor sin permiso de conducción, por más que demuestre su sobrada experiencia, ninguna empresa constructora podrá contratar hormigón a una planta sin certificado.
El papel de la asociación en este contexto es de elevada importancia. Este RD afecta principalmente a los fabricantes. Pero de nada serviría si no se dan una serie de condiciones para que se cumpla la legalidad que pretende implantar.
En primer lugar, que los organismos responsables exijan su cumplimiento. Así, las Direcciones Generales de Industria de las diferentes Comunidades Autónomas deben conocer el RD y exigir a las empresas de su región que dispongan del certificado. Sólo tienen que reclamar su presentación, ya no se hace necesaria la visita ni la inspección. Las multas por no disponer del certificado corresponden a la clasificación de la falta, que es considerada por la Ley de Industria como muy grave.
En segundo lugar, los organismos de control deben hacer su trabajo de la forma más homogénea posible, de manera que se garantice que todos los certificados recogen las mismas exigencias del RD. Para ello, tanto desde Anefhop como desde ENAC y el propio Ministerio de Industria, velaremos porque las exigencias legales sean las mismas para todos, independientemente del organismo de control que expida el certificado.
En tercer lugar, asegurar el cumplimiento de determinados aspectos que regula el RD, como la posesión de un software de producción cerrado e inviolable, el control del volumen suministrado, el control de los objetivos de calidad, etc. Este es un objetivo capital. La nueva normativa y su estricta aplicación deben conseguir erradicar de plano esas malas prácticas, utilizadas desde hace tiempo por los competidores desleales.
Debe tenerse en cuenta, por otro lado, que la no posesión del certificado puede afectar incluso a las coberturas de los riesgos de siniestros de calidad por parte de las compañías aseguradoras.
En cuarto lugar, y aunque hasta el 1 de abril de 2021 sólo sea con carácter informativo, las constructoras están ya obligadas a pedir el certificado antes del inicio de la obra. En el caso de que se contrate hormigón de centrales sin certificado a partir de la citada fecha, estarían cometiendo un fraude, y así lo denunciaremos firmemente desde Anefhop. Todas las centrales que no tengan certificado, y por tanto no cumplan la ley, no podrán comercializar hormigón.
No es menos importante la colaboración de otras asociaciones afines que, dentro de sus posibilidades, nos ayuden a cumplir y a detectar situaciones de incumplimiento. Dicho incumplimiento nos perjudica a todos, pues estamos en la misma cadena, y lo que ocurre en un extremo de la misma se acaba trasladando al otro extremo.
No cabe duda de que en esta época nos toca hacer nuevamente un esfuerzo, pero desde Anefhop pensamos que -esta vez sí- contamos con los apoyos necesarios para asegurar un cambio positivo y transformador en el sector. Para ello, necesitaremos el convencimiento de todos los asociados, así como la máxima colaboración para ponerlo en marcha y, después, hacer un intenso seguimiento cuyo objetivo es que el 100% de las centrales operativas de hormigón en España estén certificadas.
En Anefhop creemos en un sector altamente profesionalizado, con centrales de hormigón certificadas en el RD 163, ¿empujamos juntos?
Carlos Peraita, director general de ANEFHOP
Esta tribuna ha sido publicada en el número enero/febrero de Cemento y Hormigón