Entrevista a Jaime Wolgeschaffen, presidente del Comité de Gestión de ANEFHOP en Canarias
¿Cuál es su visión de la evolución del sector en los últimos años?
Respecto a la evolución de las cifras de mercado, en las islas, después del batacazo de 2008, hemos pasado a una producción anual un 25% inferior de lo que se producía anteriormente. En este punto, desde 2016 el mercado se ha estabilizado y las industrias hemos aprendido a reajustar nuestras empresas a esta cifra de mercado.
Los industriales canarios del hormigón hemos basado nuestras ventas en obras destinadas principalmente a satisfacer al sector servicios y a la iniciativa privada más en concreto al ámbito de la vivienda y de los establecimientos turísticos. La obra pública durante los últimos años ha sido escasa y la licitada y ejecutada se ha realizado en plazos de ejecución muy por encima de los inicialmente planteados, por lo que su incidencia ha tenido poco peso.
Pero, dentro de este panorama, el sector ha evolucionado a mejor, la larga crisis ha ayudado a que determinados actores, que no han tenido interés en fundamentar su negocio como una empresa a largo plazo, sino como una oportunidad de los años de bonanza, hayan desaparecido, lo que ha permitido que año tras año el sector esté cada vez más profesionalizado y valorado por nuestros clientes.
¿Cómo está viviendo el sector la crisis actual provocada por la Covid-19?
La Covid-19 nos ha muy influido negativamente, como en el resto del territorio, y sobre todo teniendo en cuenta que más del 35% del PIB canario se fundamenta en el sector turístico, que está ahora mismo en situación crítica, perdiéndose toda la temporada alta de 2020. Tenemos un desplome de nuestro PIB de más del 22%, una tasa de paro en torno al 25% y hemos llegado a tener casi 200.000 empleos en situación de ERTE. La dependencia de nuestra economía a la buena marcha del sector turístico es más que notoria. Esto plantea un escenario bastante incierto para el negocio de la construcción para el año 2021.
2020 para el sector del hormigón ha sido un año de inercia, las obras que estaban en marcha, casi todas de iniciativa privada, han continuado, pero se van acabando.
El año próximo 2021 y venideros tendrían un cariz positivo si lo condicionamos a que se hagan efectivas las partidas anunciadas a bombo y platillo destinadas a obra pública, que realmente existan proyectos públicos en cartera para poder ser incluidos en el plan de inversiones y, principalmente, que el turismo vuelva, que resolvamos la situación de pandemia con la vacuna y se retomen los niveles macroeconómicos en las islas.
Uno de los problemas que afecta al sector del hormigón en Canarias es la dificultad para el acceso a los áridos. ¿Cuál es la situación en estos momentos y qué soluciones se están contemplando para sortear esta carencia?
En la comunidad canaria, cada territorio tiene sus propias necesidades y no se puede afirmar que Canarias sufre una escasez de áridos de manera generalizada.
Realmente, la isla que está viendo las orejas al lobo actualmente es Tenerife, pues el resto tienen solucionada la papeleta en el autoabastecimiento.
El problema principal no resuelto es que no ha habido en el tiempo una planificación de los recursos necesarios, de las necesidades para el desarrollo económico y social de cada isla para las próximas décadas. Se han desarrollado planes insulares de ordenación del territorio sin tener en cuenta la necesidad estratégica de estos recursos. Pero, hay mucho que trabajar.
Somos islas volcánicas, el desabastecimiento no debería ser una carencia en sí. Canarias tiene cerca del 40% de su territorio protegido y cierto es que nuestro principal sector depende de cómo defendamos y conservemos nuestro territorio, pero esto no está reñido con la protección de nuestro entorno. Es más, lo favorecería, porque se evitaría el “picoteo” del suelo de forma alegal, aprovechándose de esta sensación de incertidumbre.
La importación de áridos desde otros lugares del país, o desde África, incrementaría los precios de esta materia prima en casi el doble, con las repercusiones en los precios finales de obra y al consumidor final. Por no hablar de los daños colaterales no medidos al medio ambiente, generados por la maquinaria necesaria para la distribución de estos áridos.
La solución tiene que estar dentro de casa y se han de promover los planes estratégicos necesarios para esta materia prima de primera necesidad en el tiempo.
ANEFHOP implantó hace unos años el Hormigón Expert de Sostenibilidad como medida para salir reforzados de la crisis financiera de 2008. ¿Qué balance hace de esta medida y cómo ha contribuido al desarrollo del sector en Canarias?
Como comenté antes, la crisis del 2008 ayudó a convencer a aquellos empresarios del hormigón no profesionales de que éste no era su negocio. Desde entonces, de forma mayoritaria, el sector cuenta con profesionales que creen en el negocio dentro de una normativa aplicable y exigible. El hormigón Expert ha ayudado a motivar y afianzar todavía más este propósito de los asociados, no solo desde el punto de vista de la calidad del producto para nuestros clientes, sino desde el punto de vista de la seguridad de nuestras instalaciones y maquinarias, vigilancia de nuestro contexto medioambiental, formación de nuestros equipos, etc. Es un esfuerzo que merece la pena y que nos diferencia positivamente.
Queda ya muy poco para que se cumpla el plazo límite que se ha establecido para obtener el certificado de cumplimiento del Real Decreto 163/2019. ¿Cómo están afrontando las empresas de las Islas esta nueva legislación?
Me atrevería a decir que el 100% de los asociados canarios están trabajando para certificarse y cumplir con las fechas y, paralelamente, vemos que otras empresas del sector que no pertenecen a Anefhop están solicitando adherirse a la asociación como apoyo a este nuevo reto.
Precisamente, este Real Decreto 163/2019 debería dejar fuera del sector a aquellos fabricantes que no cumplan con la ley. En este sentido, ¿existe un problema de intrusismo y competencia desleal en Canarias?
El intrusismo es una constante del negocio y lo hemos sufrido incluso desde nuestros propios colaboradores, desde el sector del transporte hasta nuestros propios clientes que han montado sus plantas en obra.
Desde mi punto de vista, toda norma que permita aumentar la credibilidad de la calidad de nuestro producto, es positiva para el sector, nos diferencia de los que no cumplen, y da valor añadido a nuestro producto.
Genera costes adicionales, pero a la vez ayuda a eliminar la mala praxis que opera en el sector y que daña la imagen del resto de fabricantes.
Poner y, sobre todo controlar, las reglas para todos los actores del sector, hará que por fin nuestro producto, el hormigón, tenga la importancia y la valoración que se merece.
Las dificultades que viene atravesando el sector por la crisis económica de la Covid-19 son enormes. Desde ANEFHOP se han solicitado medidas rotundas al Gobierno para reactivar la construcción y, por ende, la industria del hormigón. ¿Cree que los fondos europeos que recibirá nuestro país ayudarán a este objetivo?
Son fundamentales y debería aprovecharse hasta el último euro que nos llegue. Canarias, en referencia a nuestro sector, tiene un montón de necesidades de inversión pendientes y muy necesarias. Desde las energéticas, buscando sustituir las tradicionales por las limpias, pasando por las inversiones para la renovación de nuestra oferta turística, centros comerciales, paseos, instalaciones, para dar mayor calidad a nuestra oferta. Nuestros transportes y conectividad interna y externa. Nuevos puertos deportivos, depuración de aguas, gestión adecuada de vertederos, etc.
Ideas necesarias hay infinitas, pero lo verdaderamente importante es que nuestras instituciones públicas trabajen para tener el máximo de proyectos finalistas que puedan acogerse a estos fondos y podamos realmente aprovecharnos de esta oportunidad única.
¿Qué retos de los que ha de hacer frente el sector en los próximos años considera más importantes?
El primero que tenemos ya encima es la gestión medio ambiental y la economía circular. Esto ya es presente y empieza a tener un valor importante en nuestras cuentas de explotación.
La normalización y control total de nuestros productos y servicios. Se nos debería exigir ser una industria auto responsable, con altos niveles de calidad.
La adaptación a las nuevas tendencias de construcción y la protección del medio ambiente nos exigirán el uso de materias primas novedosas para la fabricación de hormigones, así como la búsqueda de hormigones, no tanto de mayor resistencia, sino con prestaciones físico-químicas más específicas.
El sector del hormigón está en mejora continua siempre y es un actor principal en todas las obras que ha llevado a cabo el ser humano en su historia.